Se suele decir que de los viernes de Gran Premio no se pueden sacar muchas conclusiones y quizás, por eso les restamos importancia. Pero en Monza el viernes fue decisivo. Decisivo porque los pilotos tuvieron que decidir entre montar el típico alerón de mínima carga o por lo contrario, optar por algo más de carga combinado con el f-duct. Había dudas de si el uso del f-duct en alerones con tan poca incidencia reportaría alguna ventaja, o terminaría comprometiendo el equilibrio del coche con escaso beneficio.
De los favoritos al título, todos se decantaron por llevar el f-duct salvo Lewis Hamilton, que se decidió por un alerón minimalista, que recordaba al usado por el equipo ingles con la anterior normativa.
En esas llegó el sábado, y Hamilton se empezó a dar cuenta de que iba a ser un fin de semana complicado para él. Con un apoyo tan bajo en el tren trasero, volaba en las rectas pero se complicaba mucho la estabilidad en frenada y perdía valiosas décimas en las dos curvas Di Lesmo. Su compañero de equipo, con un alerón trasero más típico de circuitos de media carga y el f-duct, se encontraba mucho más cómodo a pesar de estar a la cola del speed trap con unos irrisorios 329 km/h.
Comenzó la Q3 sin Michael Schumacher, algo que se está convirtiendo en costumbre. Seguro que le vino a la mente aquellos momentos en los que vestía de rojo y reventaba las tribunas repletas de tifossi a su paso. Sin duda que era otra época. En los minutos iniciales Fernando Alonso se sacó una vuelta magistral que le valdría para conseguir la pole, ya que nadie fue capaz de superarle. Jenson Button en su ultimo intento se quedó a algo más de una décima, mientras que la segunda línea la completaron Felipe Massa y Mark Webber. Segunda vez en lo que va de mundial que los Red Bull no consiguen la pole, y es que da la sensación que este trazado de rectas y chicanes se les atraganta demasiado como ya sucedió el año pasado. En los próximos GP’s veremos si los nuevos test de flexibilidad también tuvieron algo de culpa.
El domingo Alonso se levantó con un único pensamiento, no podía fallar en la carrera de casa. Y sobre todo no podía fallar en la salida, lo único que le podía alejar de la victoria. Se apagaron las luces y el coche número ocho no encontró el agarre deseado para evitar que el Mclaren le robara el liderato a la llegada de la primera variante. Incluso estuvo a punto de perder otra posición con Felipe Massa, muy agresivo en la salida hasta el punto de llegar a tocarse con su compañero.
Por detrás, Hamilton que partía quinto se deshizo de Mark Webber y animado por su gran velocidad punta, intentó el adelantamiento en la frenada de la segunda chicane. Cuando pisó el pedal de freno y se encontró un coche cargado de combustible y con una potencia de frenado bastante comprometida por su setup, debió de acordarse nuevamente de que había tomado la decisión incorrecta.
Con el monoplaza aparcado en la grava y la dirección rota debido al impacto con el Ferrari de Massa, puso pie a tierra sabiendo que había dejado escapar una posible victoria teniendo un coche que en las largas rectas del circuito italiano no tenía rival.
Hasta la vuelta treinta y cinco, y con todo el mundo preguntándose cuándo iban a parar, no llegó el paso por boxes de Button. Alonso con una vertiginosa parada una vuelta más tarde, la más rápida de su vida como reconocería después, consiguió llegar emparejado con el piloto inglés a la apurada de frenada y recuperó así el liderato que había perdido en la primera vuelta. Button, que por radio no se creía lo ocurrido, no podía hacer nada para seguir el ritmo de vuelta rápida que impuso Alonso y se tuvo que conformar con defender el segundo puesto de un Felipe Massa que se mantenía a la expectativa.
Es curioso que el compuesto más blando que llevó Bridgestone a este Gran Premio permitiese a los pilotos cubrir casi la distancia completa de la carrera, hasta el extremo de que Vettel realizó su única parada a falta de una vuelta para el final, lo que le valió para mantener la cuarta plaza. Si queremos carreras emocionantes y con finales apretados, no se puede permitir que un neumático dure toda una carrera y más siendo el blando. Pirelli, toma nota.
Con los dos hombres de Ferrari en el podio y una pista teñida de rojo, la Scuderia cerró un fin de semana perfecto. Quedando cinco carreras por disputar y con los cinco primeros de la clasificación en tan sólo veinticuatro puntos, nadie se atrevería a decir quien saldrá de Abu Dhabi como campeón.
@maikel_nait
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