lunes, 8 de noviembre de 2010

Gran Premio de Brasil


Desde que Felipe Massa se dejara adelantar en el G.P. de Alemania cediéndole el liderato a su compañero de box, las ordenes de equipo han pasado a ser el tema de moda en este tramo final de la temporada. Y ayer lo volvieron a ser, pero esta vez la noticia fue que no las hubo.


Como ya aventuró el jefe de equipo de Red Bull Racing, Christian Horner, el equipo austriaco dejó a sus pilotos que lucharan libremente en pista y sumaron un nuevo doblete, con Vettel a la cabeza, que les coronó como campeones de constructores. Un resultado que mantiene a sus dos pilotos con opciones de ser campeón pero le complica el título a Mark Webber, con la necesidad de recortar ocho puntos en la última cita.


El fin de semana fue un monólogo de Red Bull, a excepción de una Q3 con neumáticos slicks y la pista secándose, que tenía como claros favoritos a los grandes dominadores de las sesiones clasificatorias de la temporada y que en esta ocasión tuvo un invitado sorpresa. Nico Hulkenberg recordó a aquel piloto ganador de la GP2 y se llevó la pole con una diferencia de más de un segundo. Una variable más en el final de mundial más apretado de los últimos años.


En el primer paso por meta Vettel y Webber ya se habían desecho fácilmente del piloto alemán, seguido de Lewis Hamilton que tenía muchos problemas con el compuesto blando y esa ausencia de grip le hizo perder la posición con Fernando Alonso en la frenada de la curva número cuatro. Durante seis vueltas asistimos a un acoso total del asturiano al piloto de Williams, mientras los Red Bull ponían tierra de por medio. Otra vez en la curva cuatro amagó con un exterior, se tiró al interior y la tracción hizo el resto. Pista libre y una diferencia de más de diez segundos con la cabeza en el monitor de tiempos.


Pasaban las vueltas y comenzó el desfile de pilotos por el pit lane. El interrogante de cuándo era el momento idóneo para el compuesto duro estaba en el aire, y todo el mundo estuvo expectante al rendimiento de los coches que ya habían parado. Sorprendió que los dos pilotos de Red Bull tardaran tanto en realizar su parada, viendo que su ritmo de carrera era decreciente y en ocasiones Alonso rodaba más rápido. En la vuelta veinticuatro el piloto de Ferrari enfiló el carril de entrada seguido de Vettel y Webber en las dos vueltas posteriores, en lo que pareció un intento de marcaje más que otra cosa.


Con los tres de cabeza inmersos en un mar de doblados, típico de un circuito tan corto, quedaba por saber si el muro de Red Bull se mantendría fiel a sus palabras. La ventaja con Alonso era lo suficiente como para no tener que preocuparse de él, y cuando Webber parecía que podía inquietar a Vettel con una diferencia inferior a los dos segundos, llegó el accidente de Vitantonio Liuzzi a falta de veintiuna vueltas. Extra de tensión con la aparición del safety car y más movimiento en el pit lane con pilotos que pusieron un tercer juego de neumáticos buscando ganar posiciones en el tramo final, como fue el caso del equipo Mclaren.


Se relanzó la carrera con el estorbo de los doblados, que le impidieron a Alonso tener la más mínima oportunidad de atacar a Webber. Las distancias se volvieron a abrir pero el acelerón final de Alonso con una serie de vueltas realmente rápidas hizo que cualquier intención de cuidar la mecánica por parte de los pilotos de Red Bull se esfumara.


Nueva victoria de Sebastian Vettel, cuarta de la temporada, y que le vuelve a meter en la pelea por el título. El campeón saldrá de Abu Dhabi, un circuito en el que Red Bull dominó el año pasado con doblete incluido. Es bastante factible que lo vuelvan a repetir y en este caso las ordenes de equipo sí que resultarían definitivas.


Esto y la amenaza del equipo Mclaren, que ya rindieron a un gran nivel el año pasado y podrían convertirse en los jueces del mundial, son los obstáculos que tendrá que salvar Fernando Alonso si quiere igualar en títulos a su ídolo Ayrton Senna.

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