martes, 28 de septiembre de 2010

Gran Premio de Singapur.


Doscientas noventa y tres milésimas. Ese suspiro es lo que separó a Sebastian Vettel de la victoria. Victoria que consiguió Fernando Alonso en la carrera más apretada de lo que va de año, después de sufrir el marcaje del piloto alemán durante las sesenta y una vueltas que duró el gran premio. Las últimas vueltas fueron un recital de como pilotar al límite por un circuito urbano. En este tipo de circuitos, si el que tienes delante se llama Fernando Alonso, ya te puedes olvidar del trofeo de ganador.
Peter Windsor lo definía en sus inicios como un piloto “reactivo”, debido a su agresiva entrada inicial en curva que una vez pasado el ápice le obligaba a realizar movimientos más propios de un funambulista para mantener el coche por la línea. 
Lejos quedan aquellos años en los que el binomio Alonso-Michelin marcó una época. Con el paso a Bridgestone, Alonso se vio obligado a cambiar su estilo enfocado a dulcificar una entrada que a su vez le ayuda en la gestión del acelerador a mitad de curva. Esto, unido a un talento innato en la optimización de la trazada, hacen que en un circuito en el que la tracción a la salida sea vital a la hora de concederte una oportunidad de adelantar, tenga todas las de ganar. No hay duda de que Alonso cada vez se encuentra más cerca de ser un “manipulador perfecto” al nivel de Michael Schumacher y Kimi Räikkönen.
Y ganó otra vez más saliendo desde la pole, por segunda carrera consecutiva. El sábado, cuando todo el mundo esperaba que los coches de la bebida energética no diesen opción alguna en la Q3, emergió la figura del asturiano marcándose un vueltón en el inicio de la ronda que Vettel no pudo superar por un ligero toque con el muro cuando venía en parciales morados.
Ya se comenzó a intuir el sábado que la carrera podía ser cosa de dos. A pesar de la discreta salida de Alonso, consiguió mantener la posición con un movimiento de volante que obligó a Vettel a levantar si no quería terminar ahí.

En la tercera vuelta fue necesaria la aparición del safety car debido al incidente de Liuzzi, lo que benefició a Felipe Massa, que ya había parado a poner el neumático duro imitando la estrategia de Alonso en el gran premio de Mónaco y que tan buen resultado le dio. En este caso el resultado final no fue el mismo. Mark Webber con una estrategia muy arriesgada, aprovechó para realizar su pit stop durante la neutralización.

Una vez se relanzó la carrera, el ritmo de los dos de cabeza estuvo a años luz de los demás, que sólo podían contemplar como los segundos de diferencia aumentaban vuelta a vuelta. El paso por el pit lane iba a decidir dos cosas, por un lado el ganador y por otro quien iba a ocupar el escalón más bajo del podio. El primero de los pilotos de cabeza en entrar fue Lewis Hamilton, que mantenía una guerra en la distancia con Mark Webber. Si Hamilton quería mantener la tercera posición, necesitaba abrir el hueco suficiente para volver a la pista por delante del australiano. Incomprensiblemente, el equipo le mantuvo en pista demasiado tiempo con unos neumáticos en las últimas y Webber recortó lo necesario para quitarle la tercera plaza.
El duelo Alonso-Vettel lo ganó el piloto de Ferrari. Entraron a la par, y como ya sucedió en Monza, los mecánicos de Alonso hicieron un trabajo perfecto con el que pudo conservar el liderato, ayudado también por el error de Vettel al arrancar en segunda marcha cuando le dieron la salida.

Continuó el ritmo frenético de estos dos pilotos, interrumpido por un nuevo safety car que reagrupó el pelotón y permitió a Hamilton tener la oportunidad de atacar a Webber. Oportunidad que terminó con un nuevo abandono del inglés. Y ya van tres en cuatro carreras. Si el de hace dos semanas se podía considerar un error grave, en este caso no se puede decir lo mismo. Con un mundial tan apretado, si tienes la opción de adelantar a un rival por el título, debes aprovecharlo. Y Hamilton lo hizo, hasta que una rueda delantera de Webber impactó en el Mclaren, dejándolo fuera de carrera y que le pudo costar muy caro al piloto australiano, como se pudo comprobar al final de la carrera viendo el estado de su rueda. No fue así y pudo acabar en el podio. ¿La suerte del campeón?.

@maikel_nait

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